El Camino de Invierno es una ruta de peregrinación a Santiago, por la que optaban muchos peregrinos, al entrar en Galicia, sobre todo en la época invernal, para evitar encontrarse con el dificultoso paso de las cumbres nevadas del Cebreiro.
Cuando el caminante deja el albergue de Ponferrada, antesala de las tierras gallegas, se le presentan dos opciones para continuar hasta la tumba del Apóstol: una, seguir de frente, por el Camino Francés; otra, desviándose a la izquierda, por el Camino de Invierno. Éste último, sigue, prácticamente, el cauce natural que marca el río Sil, por unas cotas más bajas del terreno, convirtiéndolo en un camino natural de comunicación entre Galicia y la meseta castellano- leonesa. Una ruta que fue seguida por los diferentes pueblos a lo largo de la historia, desde los romanos a las tropas napoleónicas francesas, para hacer sus incursiones en tierras gallegas. Y, la que siguió el primer trazado de la línea férrea para entrar en Galicia, la línea Palencia – A Coruña, inaugurada en 1883.
A lo largo de unos 260 kms, recorrerá las cuatro provincias gallegas, tras dejar la comarca leonesa del Bierzo. Hace su entrada en Galicia por la comarca orensana de Valdeorras, sigue por el Sur de la provincia de Lugo y ya en las estribaciones del monte Faro, entra en la comarca pontevedresa del Deza, uniéndose en Lalín (albergue de A Laxe) al camino Sanabrés o Mozárabe, hasta Santiago de Compostela.
Además del río, un fiel acompañante, en gran parte del recorrido, hay dos singularidades que identifican esta ruta: una, cruza el parque arqueológico de Las Médulas, declaradas Patrimonio de la Humanidad; otra, atraviesa gran parte de la Ribeira Sacra, por el Sur lucense, salpicada del mayor número de iglesias románicas gallegas, enclavadas, en su mayor parte, en los impresionantes cañones del río Sil y laderas del río Miño.